Cambio Climatico
La única solución real al problema del cambio climático es la sustitución completa de los combustibles fósiles y nuclear por energías renovables junto al ahorro y el uso eficiente de la energía.
Greenpeace ha demostrado que esto es posible. Contamos con la tecnología y necesitamos voluntad política para llevarse a cabo.
El escenario del informe [R]evolución Energética muestra cómo las emisiones procedentes de la energía y del transporte pueden alcanzar su pico en el mundo hacia 2015 para reducirse más allá del 80% para 2050. El escenario consigue la eliminación progresiva de la cara y peligrosa energía nuclear, así como el fin de la dependencia de los combustibles fósiles.
La eliminación de las energías sucias ofrece sustanciales beneficios como la independencia de los precios de mercado de los consumibles fósiles, así como la creación de millones de nuevos puestos de trabajo verde.
En nuestro país es viable, técnica y económicamente, plantearse un sistema de generación basado únicamente en energías renovables no sólo para cubrir nuestra demanda eléctrica sino también la demanda energética total, así ha quedado demostrado en los informes de Revolución Renovable
Greenpeace trabaja para conseguir que el 50% de la electricidad en 2020 proceda de fuentes renovables y el 100% en 2050.
Se necesita una revolución que implica cambios fundamentales en nuestros métodos de generación de energía, en nuestro modo de vida y nuestros hábitos de desplazamiento y en nuestro comportamiento en general.

Energía eólica
Para evitar los peores impactos del cambio climático tenemos que mantener el aumento de temperatura global por debajo de 2ºC (en comparación con los niveles preindustriales). Para ello, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deben tener su máximo en 2015 y desde allí disminuir a cero.
En 2008, el carbón fue el responsable aproximadamente del 50% de las emisiones de CO2 en España pero daba sólo el 15% de la demanda de electricidad. En 2009, según datos de Red Eléctrica de España, alrededor de un 12% de la demanda de electricidad española es producida en centrales térmicas de carbón.
Abandono del carbón
El mundo tiene suficiente energía renovable técnicamente accesible para satisfacer seis veces la demanda actual de energía. Necesitamos una revolución energética que sustituya a las energías sucias como el carbón con energías como la eólica, la solar, y la eficiencia energética.
Por desgracia, los gobiernos de todo el mundo están permitiendo que la industria gaste cientos de miles de millones de dólares para construir nuevas térmicas de carbón en todo el mundo en los próximos años. Si se construyen, se espera que las emisiones de CO2 aumenten en un 60% en 2030. Esto terminará con cualquier acuerdo internacional para combatir el cambio climático.

Central térmica de As Pontes (A Coruña)
Greenpeace ha demostrado en su informe [r]evolución energética en el transporte que es imprescindible tomar medidas de ahorro y eficiencia en este sector para evitar la gran dependencia actual de este combustible fósil.
Si únicamente, se estableciese un límite de emisiones medias para los coches que se vendan a partir de 2020 en la Unión Europea de 80 gCO2/km, lograríamos un ahorro de más del 8,13% en el consumo de petróleo dedicado al transporte. Pero si añadimos otras medidas como aumentar el transporte de mercancías por ferrocarril o un menor uso del coche, podríamos alcanzar casi el 30% de ahorro. Greenpeace demanda estas medidas para reducir el impacto del consumo de petróleo y el constante aumento de las emisiones derivadas del mismo:
- Una moratoria de los pozos petrolíferos en aguas españolas
- Una [r]evolución energética en el transporte:
- Promoviendo que la UE adopte estándares de 80 gCO2/km para los coches que se venden en Europa y 125gCO2/km para las furgonetas para el año 2020 y de 50 gCO2/km y 88 gCO2/km respectivamente para 2030.
- Elevando de 11 a 18% el objetivo de transporte de mercancías sobre ferrocarril para 2020 en el proyecto de ley de economía sostenible
- Garantizar, en la revisión del PEIT, que se cumplan, por lo menos, los objetivos de reducción de la demanda de movilidad en coche para 2020 u otros mucho más ambiciosos
Poniendo en marcha todas las medidas de ahorro y eficiencia disponibles, tal y como establece la [r]evolución energética y aprovechando más las abundantes fuentes renovables, las emisiones de CO2 llegarían a su máximo en 2015 y disminuirían rápidamente después.
Con las tecnologías conocidas, la electrificación del sistema de transporte es la única opción que se aleja de los motores de combustión ineficientes y que permite eliminar gradualmente los combustibles fósiles. No obstante, es imprescindible que la electricidad que se destine a este sector provenga de energías renovables en su totalidad.
Existe un amplio consenso científico, muestra de ello es el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), grupo auspiciado por las Naciones Unidas que reúne cerca de 3.000 expertos en estas cuestiones y que en su Cuarto Informe de Evaluación “Cambio Climático 2007” deja firmemente establecido que el ser humano es el responsable principal del calentamiento global registrado en los últimos 50 años.
El principal culpable del aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera es el proceso de industrialización iniciado hace siglo y medio y, en particular, la combustión de petróleo, carbón y gas para producir energía, la tala de bosques y algunos métodos de explotación agrícola. Estas actividades han aumentado enormemente el volumen de "gases de efecto invernadero" de forma muy rápida en la atmósfera, sobre todo de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso.
En este sentido, el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático define el cambio climático como un cambio del clima atribuido –directa o indirectamente– a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera y que se suma a la variabilidad climática natural observada en periodos de tiempo incomparables.
La temperatura de la superficie del planeta ha aumentado unos 0,74ºC en el último siglo. En Europa este aumento es de 0,95ºC y en España se ha incrementado en 1,5ºC en las tres últimas décadas. En algunas zonas, como Murcia, subió 2ºC. Se prevé que aumente entre 1,1ºC y 6,4ºC para el año 2095.
El nivel del mar subió por término medio entre 10 y 20 cm durante el siglo XX, y para el año 2100 se prevé una subida adicional de 19 a 58 cm. En la costa atlántica española, Cantabria, llegó a 3,5 mm/año. Por otro lado, la subida anual del nivel de mar en la década de los sesenta no llegaba a los 2 mm, y en la actualidad está próxima a los cuatro, respecto a los últimos años del siglo XIX.
Este incremento de temperatura es el mayor de los últimos 10.000 años, al igual que la velocidad con que se ha producido, alterando el clima de manera que ya se pueden sentir los impactos asociados.
Las consecuencias de estos impactos no van a ser uniformes en todo el planeta y a esto se suma que tendrá lugar en un contexto de desarrollo económico desequilibrado, los países en desarrollo sufrirán más que los otros.

Iceberg
Las emisiones mundiales totales deben volver a los niveles actuales para 2020. Para lograrlo, los países industrializados como EEUU, Comunidad Europea y Australia deben reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 30% por debajo de los niveles de 1990.
Los países en vías de desarrollo, como China e India, deben estabilizar sus emisiones de CO2 para 2025 y comenzar a reducirlas a partir de 2030, a la vez que crean un suministro energético asequible y seguro y, algo importante, manteniendo un desarrollo económico constante.
Para conseguirlo es imprescindible contar con acuerdos que obliguen a la reducción de emisiones y poner en marcha una revolución energética que sustituya los combustibles fósiles y la energía nuclear.
Greenpeace trabaja para aportar soluciones que permitan esta transición del sistema energético con especial atención a los sectores eléctrico y de transporte, apoyando las energías renovables y la eficiencia y en constante atención para evitar que se interpongan falsas soluciones, siendo las más preocupantes la nuclear (cuyo abandono es además urgente dada su elevada peligrosidad), y la captura y almacenamiento de carbono.
Si se actúa de forma conjunta, gobiernos, industria y poblaciones de todo el mundo, podremos mantener el aumento de la temperatura por debajo de 2ºC.
Fuentes:
Movimiento Verde España, Greenpeace España, Ecologistas en Acción